Las cortas patas de la mentira

Hace ahora casi dos años que cargué en este blog una entrada con el título “Calumnia, que algo  queda … o no”, alusivo a la falsa y perversa idea sobre la sanidad en la Comunidad de Madrid que la oposición regional madrileña (y la nacional, pásmense) intentaba hacer pasar como veraz, señalando yo entonces que

<<(…) el imperecedero mantra “progresista” (¡ejem!) pretende poner de manifiesto que “la Derecha” quiere destruir los servicios sanitarios públicos de la Comunidad, para pasarles el negocio de la salud a las pérfidas empresas privadas y, aunque no lo dicen expresamente, deparar a las “clases populares” (o sea, “los más desfavorecidos”, según el diccionario socialista, o “la gente”, según los podemitas de primera generación) su práctica extinción por la ausencia de tratamiento cuando sufran las más crueles enfermedades. Tremendo … si fuera verdad.>>

Y allí presentaba un servidor un cumplido conjunto de cifras y gráficos, con información procedente del Ministerio de Sanidad y alguna otra agencia igualmente digna de crédito, que ponía de manifiesto no sólo que la Sanidad en la región de Madrid gozaba de relativa buena salud, sino que además era una de las que mejores indicadores de atención sanitaria ofrecía en comparación con el resto de comunidades autónomas (la tercera mejor en el indicador “días de espera para consulta con especialista, detrás del País Vasco y de Baleares, y la segunda mejor en el indicador “días de espera para una operación quirúrgica”,  un día detrás del País Vasco).

Eran aquellas fechas previas, en unos pocos meses, a las elecciones autonómicas de 2023, que se celebraron el 28 de mayo y resultaron en una victoria aún más abultada de la que ya había conseguido el PP de Isabel Díaz Ayuso en las anticipadas de 4 de mayo de 2021. Poco efecto tuvieron, por consiguiente, las aceradas críticas de sus oponentes políticos y las algaradas sindicales (y perdón por la redundancia) en la percepción y el ánimo de los madrileños, porque ignoraron el mensaje apocalíptico de aquellos y refrendaron mayoritariamente con su voto la política sanitaria del gobierno regional. Y probablemente no dejaba de asistirles en esta decisión alguna razón, puesto que, más allá de los datos objetivos sobre la inversión presupuestaria de la Comunidad en Sanidad, que ocupa un 40% del total, y del incremento con respecto al año anterior, que sube más de un 16% en los Presupuestos de 2024, los madrileños no parecen haber dejado de percatarse que tanto para ver a un especialista como para ser operados los días de espera no son tantos como los que los habitantes de otras comunidades autónomas tienen que esperar. Obviamente, los días de espera resultan excesivos para el mejor servicio y para la natural aspiración del ciudadano que se encuentra en la tesitura de tener que recibir una atención médica, y es dudoso que el madrileño corriente se entretenga en comparar datos sanitarios de las distintas comunidades autónomas, pero parece claro que la situación de la sanidad de la región de Madrid no le resulta tan desastrosa como para retirar su confianza mayoritaria en el gobierno autonómico de Isabel.

En todo caso, vamos a echar un nuevo vistazo a estos dos indicadores que perfilan la atención sanitaria en la comunidad de Madrid, para comprobar si ahora, en las postrimerías de 2024, las cifras permiten reforzar lo apuntado en aquella entrada del blog de 2023 o, por el contrario, en la actualidad sí que es cierto lo que señalan los adversarios de la maléfica Ayuso y el sistema sanitario madrileño está más bien al borde del total colapso (en contraste, además, con las otras comunidades autónomas, a cuyos sistemas de salud la “izquierda” no parece tener nada que reprochar).

 Fuente: Ministerio de Sanidad, 2024

Fuente: Ministerio de Sanidad, 2024

En la Tabla 1 podemos observar dos hechos con meridiana claridad: que en términos generales el tiempo de espera para ser atendido por un especialista ha aumentado en todas las comunidades autónomas en el último lustro (el motivo de este fenómeno lo dejamos para otra entrada del blog) y que Madrid ofrece una de las mejores cifras (menor número de días de espera) de todas las comunidades autónomas tanto al principio como al final del periodo considerado. En la Tabla 2 vemos asimismo una pauta general semejante: que aumenta el número de días para ser intervenido quirúrgicamente y que Madrid presenta en esta ocasión la mejor cifra (el menor número de días de espera) de todas las comunidades autónomas. Y para apreciar mejor este fenómeno hemos construido las tablas 3 y 4, limitando los datos al inicio y al final del periodo, de modo que ahora se observa más nítidamente que en el indicador de tiempo medio de días de espera para ser atendido por un especialista (Tabla 3) Madrid ocupa la tercera mejor posición en el conjunto de comunidades autónomas y que en el indicador de tiempo de espera para una intervención quirúrgica (Tabla 4) Madrid ocupa efectivamente la mejor posición. En ambas tablas se ha incluido el dato de la mediana para apreciar mejor la posición relativa de cada comunidad autónoma en estos dos indicadores sanitarios.

Cabe añadir un par de matices a estos datos para ponderar más justamente la posición de la comunidad de Madrid en estos indicadores sanitarios. Uno es que en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla la Sanidad está gestionada por el INGESA (antiguo INSALUD), dependiente del Ministerio de Sanidad, no por las propias ciudades autónomas, de modo que sus indicadores de espera aquí considerados no son estrictamente comparables con los correspondientes a las comunidades autónomas. Si retiramos las ciudades autónomas de las anteriores tablas estadísticas, Madrid subiría a la segunda mejor posición en el indicador de días de espera para recibir atención de un especialista (superada sólo por el País Vasco), quedando inalterada su posición en el otro indicador. El otro matiz es que en la Comunidad de Madrid el sector sanitario privado posee un peso muy notable (casi 50 hospitales con casi 7.000 camas, que representan más del 45% de las camas hospitalarias disponibles en la región), así que, como los datos arriba expuestos se refieren solamente a los servicios sanitarios públicos, la posición efectiva relativa de Madrid en los dos indicadores considerados probablemente sea aún superior a la observada (para una adecuada visión del peso de la sanidad pública y la privada en las distintas comunidades autónomas, remito a mi entrada en el blog de 2023).

Si retiramos las ciudades de Ceuta y Melilla de las tablas de los indicadores señalados el panorama comparativo en 2024 es el que se muestra en el gráfico siguiente:

En definitiva, de nuevo se demuestra que el aludido mantra de que los servicios sanitarios en la comunidad autónoma de Madrid están poco menos que al borde del colapso absoluto y que el gobierno regional trabaja incansable para desmantelarlos lo más pronto posible es una falsedad evidentemente intencionada, propalada reiteradamente pero sin fundamentos por los enemigos políticos del PP madrileño y de su presidenta en particular. Por el contrario, los datos muestran un relativamente robusto sistema sanitario público (al que acompaña una nutrida red de servicios sanitarios privados de alta calidad), con inversión económica creciente, que se sitúa a la cabeza de esta clase de servicios en el conjunto de comunidades autónomas de España. Podría ser mejor, claro está, pero no es peor de lo que realmente es: la mentira, cuando se verifica con datos, tiene las patas muy cortas.

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